Hay días
en que quisiera solamente escribir y tengo la cabeza llena de ideas. Es curioso
porque voy pensando miles de ridiculeces sin prestar atención alguna, y cuando
me siento con el teclado bajo mis manos nada acude en mi auxilio y puteo de lo
lindo. Esa frustración es una mierda destilada que me lleva a desear arrasar
con todo sobre la mesa. Tiempo atrás yo era una lectora por excelencia. Leía dos
a tres libros al mes y alimentaba la mente con ideas, con imágenes y personajes.
Hoy en día soy una prisionera del quehacer rutinario, una carcelera de mis
propios sueños. Sé que hay más como yo desperdigados por el mundo, siempre
esperando, esperando el momento, pero mis preguntas aparecen y no me dejan
tranquila: ¿Esperando qué? ¿Esperando cuánto? ¿Esperando por qué?
Una vez
viendo televisión con mi madre vimos que promocionaban una nueva telenovela. Mi
cara de: “Ok, la misma huevada de siempre”,
quedó estampada en las paredes de mi casa. No me considero escritora per se, pero sí tengo memoria como todos
los seres humanos de este planeta y sí recuerdo cuando una historia es muy
similar- por no decir Igual- a otra. ¿Qué pasa con los guionistas del mundo?
¿Qué pasa con estos creadores de ficción que sólo se encasillan en la sirvienta
enamorada del patrón, en la fea que después se vuelve hermosa, en el pobre que
se enamora de la rica, de esos amores imposibles o disparejos que en vez de
darte esperanza te perturban? Siempre lo mismo. A veces me pregunto, ¿por qué
los canales de televisión no les dan la oportunidad a jóvenes de mente fresca?
¿Por qué temen a la innovación de un romance perdido, de un final infeliz, de
un pensamiento controversial que vemos en cada esquina? La fórmula conocida que
les dio éxito en los 90’s ya tiene que parar.
Sobre
las películas es el mismo cuento. Si no destruyes el mundo- empezando por Nueva
York, claro- o muestras una escena de sexo cada vez más explícita llegando a
tomas casi interiores por colonoscopía, la película no tiene éxito popular para
nada. No puedo opinar mucho sobre las películas de terror, eso sí, porque debo admitir
que soy una cobarde asquerosa, luego de Chuckie El muñeco diabólico, quemé
todos los monos de mi pieza y cubro la pantalla con alguna mierda para que no
salga Samara por ella (qué figura más horripilante). Sin embargo, creo que ya
se han tocado la mayoría de los temas terroríficos para crear películas de
calidad. Si no es una figura inanimada queriendo matarte, es el Diablo que en
realidad no creo que malgaste su tiempo en asustar a un huevón cualquiera por
dos horas de trama.
Sí, es verdad, todo es tan falso que no sé cómo tiene tanto éxito. Tal vez por eso mismo, quién sabe. Una vez observé que en esas mismas telenovelas, sobre todo las estadounidenses, se tratan de "usted" hasta que hay sexo... ¡Qué buenos modales!
ResponderEliminarUn beso, Andrómeda (¿podemos tutearnos pese a todo?)
JM
Hola JuanMa,
EliminarHabía escrito una respuesta y el blog no lo dejó posteado, no sé qué pasó.
Y sobre tu pregunta, por supuesto que podemos tutearnos, jeje
Gracias por pasar a este espacio de locuras y dejar tu huella.
Un abrazo grande!