martes, 18 de noviembre de 2014

Nadie nació sabiendo


 “Que cumplan sus promesas, los que en tiempos de campaña golpean las puertas de las escuelas”. Qué buena y real frase es ésta. La leí hace muy poco en un portal de profesores diseñada por un amigo y la típica impotencia del espectador me apretó la panza. Las escuelas municipales están en paro indefinido y a muy pocos les importa, especialmente a los candidatos presidenciales que prometen y después se hacen los huevones olímpicamente. Los noticieros, por su parte, hacen vista gorda a lo que está ocurriendo como si con ello pudieran callar a los cientos de profesionales que realizan la importante labor de educar. El viernes pasado pude ver en directo sólo un pequeño episodio de protesta al acompañar a mi amiga Pepa al centro de la comuna. Ella trabaja en una de estas escuelas desde hace seis años. Con banderas, pancartas, lienzos y tambores, los huelguistas trataban de romper la rutina para llamar la atención e involucrar a la gente recordándoles que profesor no es un título ganado al romper una piñata.

En este país me parece un insulto que la carrera de docente sea remunerada como la mierda, ni siquiera es respetada como pudo haberlo sido antiguamente. Cuando era estudiante, para mí al profesor se le respetaba al igual que a los padres. Ellos tenían la última palabra, ellos me regañaban, ellos me corregían. Sí, de acuerdo, también me burlé de algunos como toda quinceañera, que su forma de vestir, su forma de hablar, su peinado, etcétera. Sin embargo, existía un límite muy bien marcado que ninguno de mis compañeros se atrevía a cruzar, por más rebelde que uno se creyera, no lo hacía ni cagando. Hoy al pendejo le da lo mismo. Si puede hacer desorden y más encima grabarlo con su “bien merecido” Smartphone para luego mostrarlo como trofeo, es el rey indiscutido del aula, y si lo regañan, encara porque nadie puede decirle nada. Los valores y los modales vienen desde la casa, eso lo sabe hasta mi perro. Si el niño no tiene eso como cimiento, los padres deberían ser los despedidos.

Yo me siento orgullosa de mi amiga y su profesión. Viví con ella cada etapa de nuestra educación secundaria y superior y me alegró que quisiera ser docente, y más encima de inglés. Yo sabía cuánto Pepa amaba ese idioma, desde que éramos unas niñas cantaba y citaba frases de películas gringas con la misma fluidez de los actores. Yo sabía que le iría excelente. Desafortunadamente, este orgullo no lo sienten las autoridades, los senadores de mierda que se sientan en una silla todo el puto día mirando páginas como Jaidefinichon.com, o sencillamente no se presentan. Es una vergüenza que al mostrar la Cámara casi vacía, los asientos de cuero Luis XV resplandezcan bajo las luces artificiales. Si un profesor no es tan importante como un político, entonces ¿por qué les ponen tanto problema al ausentarse a su trabajo un día? ¿Por qué el profesor tiene que hacer malabares para poder ir al dentista o al médico? Si falta se siente, si el senador falta, a nadie le importa un soberano carajo.

Sigan en su lucha, profes, yo soy una de las que apoya su causa incondicionalmente. Yo me doy cuenta de la labor que intentan hacer, de la falta de reconocimiento a sus años de servicio. Si ustedes no existieran, no habría profesionales de todo rubro en la actualidad. El médico, el abogado, el ingeniero, el arquitecto, tuvieron que ir a la escuela primero, ¿no? ¿O nacieron sabiendo lo que era leer, sumar, la clorofila, la independencia, la puta célula? Sigan con sus demandas, sigan con sus marchas incansablemente hasta que, tal como la ministra Ossandón, puedan decir con toda libertad: Tres millones y tanto de pesos, es un sueldo “reguleque”.

2 comentarios:

  1. Muy bueno, me gusto. Notable comparacion entre la importancia de un dia de ausencia de un profe vs la de un parlamentario. Increible que estos ultimos tengan incluso el privilegio de poder destinar recursos para armarse un salon de cafe.

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  2. Mandi me encanto tu cronica.... tienes toda la razon... los profes se sacan la cresta trabajando.. ganan una caga y mas encima cuando se jubilan la pensión es una mierda.... fuerza profes.... mi mejor amiga es profe y mi hermana y ni una tasa de café se pueden tomar trankila... en la escuela donde trabaja mi hermana le kiraton la tetera a los profes... una vergüenza... Giani

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