miércoles, 21 de mayo de 2014

La saga literaria

Hace algunos años me interné en la lectura de una saga que me cambió la vida y me ayudó a ejercitar la imaginación de un modo impensado. Puede considerarse ñoño de mi parte lo que voy a contar pero creo que merece un lugar en este blog. Recuerdo muy bien que un día, mientras veía la televisión, aparecían spots de una película de fantasía cada diez minutos de comerciales. En mi vida había sabido de la existencia de esos libros tan populares entre la gente. Después empezaron los afiches pegados en tres de cada cinco paredes de la ciudad, ya estaba un poco chata, debo reconocerlo. Luego de la escuela, la guinda de la torta: mi hermana llega a casa con el libro de mierda del cual todos hablaban y rodé mis ojos diciendo para mis adentros Me persigue esta huevada. Esa misma semana mi hermana terminó la lectura y eso me llamó inmediatamente la atención, que ella terminara en menos de tres días un libro de más cien páginas era como para pedirle hora al médico urgente.

El libro se llamaba Harry Potter y la Piedra Filosofal y lo tomé entre mis manos con cierta burla. Un niño sobre una escoba, persiguiendo una pelota con alas, con un castillo en el fondo y un animal de tres cabezas… ¿Qué porro de marihuana se fumó la escritora?- pensé yo. Con tanta parafernalia de la película, con tanta locura por este niño mago, doblegué mi testarudez y comencé a leerlo. Lo terminé esa misma noche sin poder dormir y fui a clases al día siguiente con los ojos rojos como conejo drogado, creyendo que sobre los cables del tendido eléctrico me encontraría con cientos de lechuzas. No podía creer la genialidad de aquella historia y me reía de mí misma al sentirme una niña pequeña otra vez. Partí corriendo a las librerías y compré el segundo, me lo comí con igual rapidez. Fui al cine con mi hermana y  ver casi todo lo que había imaginado en pantalla gigante me hizo amar la literatura mucho más de lo que jamás imaginé. Olvidé la edad que tenía y soñaba con tener sangre mágica corriendo por mis venas.

Cuando ya habían pasado más o menos tres películas, buscaba en internet información sobre el estreno de la cuarta entrega. Navegué por varias páginas hasta que di con un foro de conversación en donde me registré y conocí a muchos jóvenes de distintos países. Se me abrieron las fronteras de una manera increíble. Me hice amiga de Cecilia, una chica bonaerense que hasta el día de hoy conversamos de la vida y hasta viajé para visitarla; Lucía, una española tan distendida y graciosa que se robó también mi corazón aún con un océano entre nosotras. Desde México apareció Hortensia, una mujer ya de treinta y tantos, profesora y actriz de teatro que con su pasión logró cautivarme. A este foro entraba todos los días y era emocionante aprender de diferentes culturas. Debo decir que la saga literaria nos despertó el apetito por aventurarnos en un espacio desconocido antes que nacieran las redes sociales hoy tan utilizadas.

Durante las noches, Ce, Lu- que era como las llamaba- y yo, nos reuníamos por MSN a conversar por horas. Compartíamos anécdotas, inquietudes, ideas, sueños, bromas… todo un arsenal de temas que nos mantenían ocupadas hasta las tantas de la madrugada. Lu era la que más se desvelaba. Con seis horas más de diferencia, yo miraba mi reloj indicando las 3 am recordando que en España serían las 9. ¡Vete a dormir! ¡Descansa de una buena vez!, le decía yo, pero la española no obedecía, era una adicta. Al pasar el tiempo, les comenté a las chicas que yo escribía algunas cosas, cuentos, microcuentos, intentos de novelas, etcétera. Le enviaba a Ce mis escritos y ella los alababa con tanto fervor que me sentía una consagrada. Entre ella y Lu me instaron a participar en unas historias paralelas que escriben los fanáticos. Yo nunca había oído de algo llamado Fanfiction o Ficción de fans, en donde el lector hacía su propia trama pero con los personajes y el contexto originales. En un principio me rehusé, no me parecía buena idea tomar algo ya creado para moldearlo a mi manera, me sonaba hasta plagio. Sin embargo, comencé a leer algunas cosas de otros fanáticos y eran bastantes buenos y entretenidos. Me animé y participé en un concurso con un cuento de seis páginas, lo gané y desde ahí fui soltando los dedos con algunas historias paralelas que pronto llegaron a ser muy conocidas en el mundo fanfiction de Harry Potter. Mi seudónimo Andrómeda comenzaba a ganar admiradores.

Cuando se publicó mundialmente el séptimo y último libro de la saga, lo leí con un ansia extraterrestre y quedé devastada. No tanto por el término sino que por las decisiones de la escritora que yo no compartí para nada. La muerte de varios personajes me dolieron en el alma, pero lo peor para mí fueron las parejas que formó y ahí casi le mando una carta a J.K con Antrax esperando su muerte lenta y dolorosa. Siempre esperé que el héroe se quedara con la heroína y mejor amiga, de hecho en muchas historias que yo escribí los dejaba juntos, era lo más perfecto que podía suceder, pero no ocurrió y eso me encendió una llama de ariana engañada y me volví irracional.

Una noche, desperté de golpe y creo que perdí varios tornillos. Me senté en mi cama con el notebook en las piernas y comencé un “octavo libro” sintiéndome con la libertad y derecho ridículo de hacerlo. No quería convencerme que el final de la historia dejara tantos vacíos y preguntas sin respuestas. Empecé una historia desde el epílogo mismo, desde los diecinueve años después que menciona J.K y fue una cosa de no poder detenerme. Fue un fanfiction que me devoró horas de sueño de mi vida. Traté de hacerlo con cautela, casi como si tuviera los ojos del mundo puestos en mi pantalla. Amaba tanto a los personajes que a cada uno fui dándole un nuevo propósito, una nueva batalla, creé un nuevo conflicto y cada semana fui publicando un capítulo a la vez.

Lo que tenía claro de esta historia era que no deseaba complicarme la existencia rompiendo parejas formadas por cuatros personajes muy allegados, me daba pereza, no deseaba meterme en la problemática de terminar matrimonios y todo eso, por lo que decidí matar a Hermione Granger de una forma espectacular y dejar ese amor prohibido con Harry lo más novelesco y cebollento posible. Ese capítulo final lo tenía listo, guardadito en el celo de mis documentos; pero surgió un detalle que me frenó de golpe. Este fanfiction, el cual titulé Fuera de Control, se volvió tan popular entre los fanáticos que llegó a tener más de treinta mil lecturas semanales. Muchos me decían lo genial y reconfortante que era, muchos encontraban consuelo luego del término de la saga y me felicitaban en el foro, por correo electrónico, hasta por teléfono. Mi angustia empezó a crecer, la presión también, mi estrés poco a poco iba en aumento y no dejaba de pensar en ello. Sabía que me acercaba al final y algunos lectores, cuando sospecharon el camino tomaría, empezaron a “amenazarme” con que no se me ocurriera matar a nadie.

-Si vas a hacer lo que creo que harás, te juro que voy a Chile a patearte el culo- me advertía mi amiga Lu, quien me seguía cada semana en mis publicaciones.

Tanto fue mi temor ante la reacción de los lectores que tuve que tomar el capítulo ya creado y eliminarlo sobre la marcha. Me quedaban sólo dos capítulos para terminar, es decir, dos semanas y me amanecí prácticamente escribiendo a toda máquina, completamente comprometida con lo que estaba haciendo. Al final, quedó un capítulo bastante decente y yo quedé conforme. El epílogo lo escribí de manera que pudiera impactar a todos, dejando de paso hasta un mensaje para J.K y lo publiqué. Tuvo tal buen recibimiento que recuerdo mi Inbox con decenas de comentarios desde países como Rusia, Alemania, Italia. Fue un éxito total y yo quedé agotada emocionalmente. Pude entender a la escritora original y me reconcilié con ella, no podía seguir siendo una hija de puta después de experimentar sólo una microscópica parte de lo que debió ser esa locura.

Esa época, hace ya siete años atrás más o menos, me sirvió para conocer mis propias capacidades, mi compromiso y hasta qué punto puede el amor por las letras impulsar ideas descabelladas y desatar las emociones. Creo que esa experiencia me ayudó a conocerme a mí misma, a crecer y entender que mi vocación, a pesar de hacer otras cosas que a veces me alejan, es la escritura. En fin, eso, ahora pueden llamarme ñoña con toda libertad.

5 comentarios:

  1. Nada de eso, Andrómeda. Para ser ñoña hay que ser superficial. Yo también tuve hace tiempo una revelación sobre la escritura... Sigo esperando, pero no me desanimo. Mientras tanto, leo.
    Un saludo
    JM

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    1. Muchas gracias JuanMa,
      Me alegra saber que no soy la única con revelaciones en el mundo de la literatura. Las letras unen por sobre kilómetros de distancia física.
      Te mando un abrazo grande!

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  2. Querida Andrómeda, soy Cony, una de tus miles de admiradoras del foro LPDF. Me emocionó entrar al blog y ver que tu última publicación era sobre esto. Hace años que sigo tus historias, desde más o menos... "Razón, porfía y corazón" (esperó lo recuerdes y esto no suene como una fanática enloquecida jajaja). Más de alguna vez te dejé mis agradecimientos y felicitaciones en cada actualización tuya.
    Llegué a este blog recién por casualidades de la curiosidad. Hace unas semanas añoré volver a mi adolescencia y volví a leer historias tuyas que tengo en Favoritos de mi navegador. Extrañé no ver noticias tuyas después de tanto tiempo y me animé a saber qué pasaba... y aquí estoy xD Sólo tuve la necesidad de darte las gracias por todos los momentos geniales que nos diste a mí, y a muchos más, con tus espectaculares historias. Me alegra saber que estás bien, y eso porque me encariñé contigo sólo a través de tus antiguas líneas, que me hicieron navegar por mundos maravillosos que aún no supero.
    Mis respetos y cariños para ti (aunque aún no perdone que todavía no le des un final a "La profecía Black" u.u). Espero algún día conversar con mi ídola del fanfiction adolescente. Abrazos!

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    1. Cony!
      Qué gusto saber de ti!
      Gracias por venir y leerme en este contexto tan distinto a los fanfictions del foro.
      Sé que tengo una deuda pendiente sobre La Profecía Black, pero en cuanto a tiempo me vi muy atrapada y la inspiración siempre huye al no ver espacio decente para ella. Espero volver pronto, de verdad. Te agradezco leerme, acompañarme en cada capítulo y guardarlos en tu memoria y corazón, de eso se trata.
      Un beso grande para ti y ven a leerme más seguido.

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  3. Es increible como lo que al principio es solamente un pasatiempo puede transformarse en algo tan tangible, con vida propia, que termina arrastrando a otras personas, y finalmente algo que trasciende lo interno que es la mente propia, para transformarse casi en una vocacion. Llegar a lograr eso requiere talento. Te confieso que soy pesimo leyendo no aguanto ni 2 paginas seguidas jajaja pero me gustaria tener esa capacidad solo para no perderme esa fuente de fascinacion =P
    Muchos saludos Andromeda, abrazo!

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