Este
fin de semana vi un video en Youtube que me sobrecogió y me hizo perder y ganar
la esperanza en la humanidad al mismo tiempo. El video se trataba de un perrito
abandonado en medio de un canal y, más encima, con una de sus patas traseras,
cortada. Su debilidad y estremecimiento dejaban claro lo que había sufrido
previamente a ser abandonado a su suerte. Un joven que pasaba por el lugar, vio
esta horrible escena y bajó por una escalera hacia el sitio en donde- gracias a
Dios- el agua estaba estancada. Al llegar hasta el animal, éste mostraba
pelones horribles en su pelaje, ojos vacíos e infectados, espasmos de dolor y
un gemido casi inaudible que de seguro maldecía a la raza humana. El joven lo
acaricia con cuidado y le repite a cada segundo que todo estaría bien, ¿es
posible que el perrito creyera en algo así? Sin embargo, tal era su sufrimiento
que se dejó tomar por ese desconocido apostando su vida, tal vez indiferente a
lo que pudiera pasarle. Ya había conocido la tortura, qué más daba otra dosis
para poder morir al fin.
El
joven, seguramente con el corazón hecho jirones, lo sube a su auto y lo lleva a
Emergencias donde los veterinarios lo atienden sin demora. Al ver su pata
cercenada de manera brutal, tuvieron que tragarse las emociones como golpes de
aguardiente y atenuarle el dolor con anestesia inmediata. Lo sanaron, realizaron
un seguimiento casi diario de su mejoría, el perrito comenzó a recuperar el
pelaje y la vida le volvió a esa cola desesperanzada e inerte que colgaba de su
trasero. Lo bautizaron el nombre de Jordan. Ahora vive en la casa de este
muchacho con otros dos canes que en su comunicación y percepción animal,
parecían entender por todo lo que había pasado. Lo cuidaban y esperaban si se
atrasaba al correr con sus tres patas.
Lloré,
lloré como una pendeja de cinco años. Maldije por una parte la extrema crueldad
del ser humano. Supuestamente lo que nos diferencia del reino animal es el
razonamiento, pero al parecer no es así. Somos mucho peores y conscientes de lo
que hacemos, aun siendo unos niños. Cerca de mi casa, hay uno que destila malas
intenciones. Hijo de la dueña del almacén de la esquina. El niño tiene esa
mirada aguda de quien está pensando en todo momento cómo hacer daño. Debe tener
unos ocho años de edad pero ya posee la capacidad intelectual suficiente de
darse cuenta cuándo la caga. El otro día, fui a comprar pan ahí y lo vi con un
cachorro de perro entre las manos. Lo llevaba tomado por las axilas, intentando
hacerlo caminar con las patas traseras y cuando se aburrió de eso, no encontró
nada mejor que usar al cachorro para golpear un cartel hasta botarlo. No lo
lanzó, sino que lo estrellaba una y otra vez como quien le daba a una campana.
-¡Oye!
¿Qué mierda crees que haces? ¡Deja al perrito en paz!- le dije yo con rabia.
Por supuesto que me hizo caso, pero me miró con un odio parido tal que de tener
mi misma edad o tamaño, el pendejo me cae a golpes.
Es
lógico que el niño aprendiera de los mayores que lo criaron. Mi pareja fue al
almacén una noche y vio al súper padre tratando de patear a un perro que entró
a su negocio humildemente. Si no lo quería dentro, está bien, échelo fuera pero
con tino, no a patadas como si fuera el mismo demonio succionador de almas. Eso
te demuestra inmediatamente la calidad de persona que eres, hijo de puta.
Y
hablando de eso, este escrito tiene ese fin: evitar que tengamos en nuestra
sociedad niños y futuros adultos mierda con los animales. Para ello, hay que
tomar acciones rápido. Dejo aquí algunas sugerencias:
1. 1. Si empieza una familia,
trate de complementarla con un perrito o un gatito, cosa que tu bebé sepa que
existe otro ser vivo indefenso como él en casa y se acompañan.
2. 2. Si usted nunca tuvo
mascotas, sepa que no son fatales para la salud ni asesinos en serie. Si cree
que los pelos y la saliva van a causar un cáncer terminal en su familia, tiene
que ser muy huevón. Hay miles de cosas peores y las usamos o comemos a diario. Ahora,
si lo sigue creyendo, no hay nada que un peine o un baño sanitario no pueda
resolver.
3. 3. Si su hijo le pide una
mascota, regálesela y enséñele que es su responsabilidad. Así el niño madura y
entiende lo que es cuidar y querer algo aparte de los padres. Si no puede por
temas de espacio, explíquele eso, no le invente que son agresivos, sucios o
caros. Hasta los indigentes se hacen de amigos animales sin un peso en los
bolsillos.
4. 4. Si ve que su hijo
maltrata a un animal, regáñelo en el momento, no hasta llegar a casa porque al
niño se le puede olvidar la razón y creer que lo retan por todo.
5. 5. Si su hijo ya visita
páginas de Internet en donde ve videos y juegos, fomente su curiosidad con
videos de animales graciosos que abundan en Youtube. Así el niño verá que los
animales son tan divertidos e inteligentes como él.
6. 6. Si el animal sin querer
lastima a su hijo, no pierda la cabeza. Corrija a su mascota sin violencia y
eduque a su hijo sin generarle miedo, porque para su información entre los mismos
niños también existen golpes jugando. Si lo tomáramos como el fin del mundo,
entonces deberíamos tener un Jardín Infantil por niño para que no haya contacto
alguno.
7. 7. No se haga el indiferente
ante noticias de maltrato animal cuando vea televisión con su hijo. Opine,
demuestre su desacuerdo en voz alta. Si su hijo es capaz de imitarlo en los
gritos de Gol, que también lo imite en cosas que sí importan.
8. 8. La mascota no es un ser
con capacidades extremas. Tómese el tiempo de informarle a su hijo que al
perro/gato/o lo que sea, TAMBIÉN LE DUELE si:
a.
Lo aprietan
b.
Lo botan
c.
Lo patean
d.
Le jalan la cola
e.
Le jalan las orejas
f.
Le jalan el pelo
g.
Etcétera
Si al pendejo no le queda claro, aplique un ejemplo en él
mismo… a ver si le gusta.